Porqué seguir asociado una vez jubilado
Algunos de nuestros compañeros, al acceder a la jubilación, causan baja en nuestra asociación APT. Entre otras cosas porque creen que “ya no tienen nada que hacer”, hay una inhibición de todo: se rompen los papeles antiguos, las nóminas, las reclamaciones, todo aquello que ha pertenecido a nuestra vida en activo. Hay un desistimiento de todo lo anterior.
Nosotros creemos que es un error pensar que no necesitamos estar asociados en esa nueva etapa de nuestra vida. Aún existen muchas reivindicaciones que defender. ¿No tenemos que rescatar el Plan de Pensiones?, ¿no tenemos que tributar?
APT ha trabajado y seguiremos haciéndolo, en la demanda de soluciones a los asuntos desagradables e injustos que afectan a nuestras condiciones de prejubilación, pero... ¿Se acaban nuestros problemas cuando empezamos a recibir una pensión de la Seguridad Social? No, y no sólo no, porque a los jubilados la Administración los trata como a quien hágase lo que se haga con ellos, lo aceptarán, si no con agrado o indiferencia, al menos con resignación.
Los políticos saben que los jubilados no están unidos. Saben que no existen organizaciones fuertes e independientes defendiendo sus intereses.
Nosotros sabemos que la pensión media de jubilación en España es de 950 €, que las pensiones pagan impuestos por el trabajo personal como si se estuviera trabajando, que la pensión de viudedad es el 52% de la pensión del cónyuge que muere, sabemos que las residencias públicas son escasísimas, sabemos que el pensionista que se jubiló anticipadamente sufre una merma abusiva en su pensión de por vida, sabemos que aquel que no cotizó quince años no tiene derecho a ni un céntimo de pensión, sabemos que el que cotizó durante cuarenta años y se jubiló anticipadamente, en muchos casos, cobra menos pensión que el que lo hizo a los sesenta y cinco cotizando durante treinta. Y, sobre todo, sabemos que en el sistema de pensiones en España se paga al jubilado con lo que ingresa el activo y éstos entran al mercado laboral cada vez más tarde y con sueldos y cotizaciones decrecientes, en tanto que la esperanza de vida crece.
Sí, sabemos todo esto, pero la inercia nos puede. El "no pasa nada" nos envuelve, y pensamos que, si pasa… pues ya se arreglará en su momento.
Entendemos que no es así, debemos ser sensibles a nuestra problemática. Debemos luchar unidos por conseguir todo aquello que se niega a un colectivo de ocho millones de personas. Por ello, nos conviene continuar asociados, ahora más que nunca debemos estar unidos, compensar con la fuerza de la colectividad la pérdida de nuestras fuerzas individuales.